Identidad digital y redes sociales

Identidad digital y redes sociales

 


Cuando usamos el término “redes sociales” enseguida pensamos en Facebook, Twitter, Instagram, e incluso whastapp. Sin embargo, sabemos que desde antes de que existieran estas herramientas de comunicación social virtual ya pertenecíamos y nos relacionamos en grupos, círculos o redes sociales con las amistades del trabajo o antiguos compañeros del colegio. A estas redes recurrimos, por ejemplo, cuando buscamos recomendaciones para comprar un piso o sugerencias de destinos para irnos de vacaciones.

Como consecuencia de relaciones profesionales a través de las redes surge la palabra: networking (net: red y work: trabajar). Este término es recogido por el diccionario norteamericano Merriam-Webster en 1996 como:

“El intercambio de información y/o servicios entre personas, grupos o instituciones básicamente para cultivar relaciones productivas para el trabajo y/o negocios”.

Las redes sociales son comunidades virtuales en las que múltiples usuarios intercambian cualquier tipo de contenidos: desde texto hasta fotos, vídeos, gráficos. Todos los individuos nos convertimos en usuarios y tenemos acceso a la publicación. Por tanto, la web 2.0 se convierte en un conglomerado construido por la sabiduría popular.

Teoría de los seis grados de separación

Las redes sociales parten de la teoría de los seis grados de separación, según la cual los habitantes del planeta estamos conectados por medio de no más de seis intermediarios. El autor que dio inicio a estos debates fue Frigyes Karinthy, en su obra “Chains” (Cadenas) en 1929. Más adelante en 1967 Milgram planteó el experimento del mundo pequeño. Seleccionó al azar varias personas del medio oeste estadounidense para que enviaran un paquete a un desconocido de Massachusetts. Aunque en un comienzo se pensó que la cadena incluiría cientos de intermediarios, la entrega de cada paquete llevó como promedio entre cinco y siete intermediarios.

Pensemos cómo se producen estas conexiones, si cada uno de nosotros conoce de media entre amigos, familiares y compañeros de trabajo a unas 100 personas. Si cada uno se relaciona con otros 100 contactos, podemos dar un mensaje a 10.000 personas.

“Las redes sociales están articuladas alrededor de un número pequeño de conectores que actúan como autopistas superrápidas entre unos y otros” Celaya.

Esta teoría la podemos comprobar en la web The Oracle of Bacon reproduce un juego que tiene como objetivo ver las relaciones entre cualquier actor o actriz de Hollywood con Kevin Bacon (Apolo 13, X Men). Comprobamos que a través de un solo vínculo puede llegar a conocer a los actores españoles Antonio Banderas y Penélope Cruz.

 Además de acortar distancias físicas, el gran logro de las redes sociales es darle a la ciudadanía la capacidad de actuar como contrapoder. Los ciudadanos podemos informar sobre sucesos y expresar nuestras opiniones al resto del mundo. Podemos volcar una queja sobre una mala comida en un restaurante u organizar una marcha pro derechos. Con un simple tweet somos capaces de ser a la vez tanto testigos directos como emisores del mismo.

Muchos teóricos hablan que con la llegada de la Web 2.0 se ha producido un cambio a favor de la democratización de Internet. Con la web 2.0 o web social han transformado la forma de comunicarse, informarse, aprender y entretenerse. Internet no se limita a dar información sino que permite una mayor interacción. Existe participación: los usuarios pueden a la vez producir y distribuir contenidos. Hemos pasado de un comportamiento pasivo a activo.

“La publificación es el emblema de un cambio que está haciendo época”.
Jeff Jarvis.

Las redes sociales tuvieron mucho que ver en revolución egipcia de 2011 que derrocó al dictador Hosni Mubarak. Los medios 2.0 se convirtieron en refugio seguro para dar a conocer las denuncias e informar al resto del mundo.

Otro ejemplo del poder de la comunicación en redes en el campo de la política fueron las elecciones presidenciales estadounidense de 2008 y 2011. El diario The Washington Post se refirió a Barack Obama en plena campaña como el rey de las redes sociales. Fue el primer presidente con presencia en prácticamente todas las plataformas. Según cifras proporcionadas por The Washington Post los anuncios que subió a Internet se reprodujeron de manera gratuita durante más de 14,5 millones de horas, mientras que hacerlo en televisión les habría costado 47 millones de dólares.

Papel crucial de Google en el reciente terremoto de Nepal además de donar un millón de dólares creó una herramienta Google person finder donde se podía tanto dar como recibir información de los afectados. No había pasado siquiera 2 días y tenía información de 4.800 personas. Por su parte, Facebook activó Safety Check: “No solo va de poner ‘me gusta’ y echarse unas risa”. Tamy Lemon dio a conocer a todos que estaba a salvo.

 Yo en las redes sociales

La tecnología no nos exige que nos desnudemos. Siempre tenemos que mantener un control sobre la información que publicamos y sobre nuestras identidades. Sin embargo, este tema es bastante complejo porque:

“¿Qué es nuestra información? ¿Es lo que decimos, lo que hacemos, lo que nos gusta, lo que compramos? Cuando nuestra información se combina con la de otras personas ¿a quién pertenece el resultado al conjunto o cada uno de nosotros? Tu intimidad no es mi intimidad”. Jeff Jarvis.

Se habla de que la intimidad murió con las redes sociales, al registrarnos en las redes o en cualquier página web estamos aceptando la llamada “Ley de cookies (galleta)” es un fichero que contiene información nuestra, muestra la huella que dejamos en internet, nos monitoriza y rastrea. Aún cuando  eliminamos la información esta sigue contenida en bases de datos. Sin darnos cuenta publicamos información privada y luego somos víctimas de violación, por terceros,  por las propias empresas o por nuestra propia ignorancia. En cualquier caso, nada es gratis y en Internet el precio es la información personal.

Reglas de oro
  1. No robes información. Indica la fuente y reconoce la autoría.
  2. Comparte por una razón de peso. Busca motivos importantes por los que compartir determinada información, si no no añadas más información por qué le debería importar a la gente la información que publicas.
  3. La verdad prevalece. Lo que es cierto en la vida real es cierto en Internet. Nosotros somos los gestores de nuestra marca online los contenidos que creamos generan una reputación debemos ser coherentes con la imagen que reflejemos en el mundo real con la del universo online.
  4. Debemos preguntarnos si queremos que lo publicado aparezca en primera plana de un periódico o en portada de telediario. 
  5. La regla del tatuaje: Todo lo publicado en Internet es como un tatuaje, una huella dactilar permanece para siempre. Aunque ahora está el debate al derecho al olvido de Internet, este derecho nunca será absoluto.
  6. Todas las lecciones de cómo relacionarnos en el mundo físico son aplicable al mundo virtual. Sobre todo, sentid común.
Ideas para reflexionar

Más allá de toda red social virtual es esencial cuidar nuestra red social física, solo es una es extensión y complemento de la otra nunca una sustitución. Solemos perder el sentido de los objetos, así como de su función.

Edward Lee Thorndike habla de la “Teoría de los efectos y el conexionismo:

“Cuando una conexión entre un estímulo y respuesta es recompensado (retroalimentación positiva), la conexión se refuerza y cuando es castigado (retroalimentación negativa), la conexión se debilita”.

Accedemos a las redes en busca de gratificaciones: ver a amigo, cotillar que ha sucedido con personas que no vemos, esperamos la llegada del ansiado mensaje. Saliéndonos un poco de las redes sociales, hemos comprobado como WhatsApp ha terminado de demostrar que somos vulnerables a las tecnologías las cuales nos pueden conducir a una posible adicción.

Antón Álvarez, profesor de la Universidad Complutense subrayó:

“Las tecnologías no son ni buenas ni malas; son lúdicas y absorbentes. En casos extremos, pueden acabar anulando el mundo exterior”.

¿Ahora somos más sociables que antes? Aunque parezca aparentemente una contradicción a pesar de estas tecnologías nos relacionamos poco, no conocemos a la mayoría de las personas que nos rodean y nos cuesta seguir activamente una conversación sin la mediación de un dispositivo. La idea radica en seguir reuniéndonos y conectando con personas y con la fuerza de la red lo podemos hacer tanto virtual como presencialmente. Internet ha abierto nuevas puertas, pero también hemos perdido contacto físico. Aunque interviene la tecnología todo se basa en relaciones personales, lo más importante es pensar: ¿cómo enriquecer y mejorar la vida de los contactos en ambas esferas la virtual y la física siempre predominando el principio de la generosidad.

REDACCIÓN: Lizette Ramírez Domínguez


No Comments

Sorry, the comment form is closed at this time.