14 May «La enfermería geriátrica está comprometida con una ancianidad digna»
La enfermería geriátrica
Recientemente se conmemoró el día de la enfermería, cada 12 de mayo las felicitaciones y agradecimientos encumbran aún más a una profesión con importancia transversal en la salud pública. Especialmente, en lo que compete al sector geriátrico, el enfermero juega un papel protagónico por los cuidados dignos y personalizados que requiere el adulto mayor en las distintas etapas.
Ser enfermera o enfermero es desarrollar un trabajo vocacional, se ama mucho lo que se hace y se está apasionado por ofrecer lo mejor de uno mismo a aquellos que mayormente lo necesitan. La pasión por el cuidado se hace aún más patente en la atención a las personas mayores. Nos sentimos privilegiados de gozar de la experiencia que traen las canas, pero a la vez orgullosos por poderles devolver tanto cuidado recibido en nuestra infancia. No es más que honrarles pues merecen toda nuestra honra, respeto y dedicación.
Para el enfermero geriátrico es crucial ofrecer unos cuidados de excelencia, como destaca José Antonio García García, subdirector del centro, enfermero especializado en geriatría y máster en bioética: «Debemos trabajar en pos de revolucionar e innovar en los cuidados de enfermería». Además añade la necesidad de encabezar los foros internacionales donde se trabajen los programas y estrategias más vanguardista de cuidados a los mayores.
Ante el aumento significativo de la esperanza de vida en España y los retos que conlleva debemos estar atentos a los recursos que se necesitarán en el futuro para poder abastecer esta realidad. José Antonio reconoce también que los tres pilares fundamentes en la prevención del deterioro son informar, educar y fomentar hábitos saludables. Por tanto, el personal de enfermería está llamado a conocer exhaustivamente las características y necesidades del adulto mayor. Porque, y así lo ratifica el subdirector del centro: «La enfermería geriátrica siempre ha estado, está y estará comprometida con favorecer una ancianidad más digna, saludable y feliz».
Artículo CODEM; por Carolina Ramírez
La enfermera desempeña una labor fundamental en la prevención de la salud y los cuidados que necesitan nuestros mayores, cobrando especial protagonismo en una sociedad como la nuestra que envejece a un ritmo vertiginoso. José Antonio García, especialista en Enfermería Geriátrica, describe esta función preventiva como “la esencia educadora de nuestra Profesión”. Considera que las enfermeras son “las principales proveedoras de los cuidados necesarios” y destaca su papel determinante en “el empoderamiento de las personas de avanzada edad”.
Cada año que pasa aumenta nuestra esperanza de vida y, en consonancia, nuestra población envejece. Los avances médicos y tecnológicos, la reducción en las tasas de mortalidad infantil, los cambios en los hábitos nutricionales y estilos de vida, la mejora en los niveles de condiciones materiales de vida y en la educación, y también las políticas de salud han contribuido a mejorar nuestra calidad de vida y a prolongarla. Todo un éxito que, a la vez, supone un enorme reto para los gobiernos y para nuestra sociedad.
Entre 2015 y 2050 la proporción de la población mundial con más de 60 años de edad pasará de 900 millones hasta 2000 millones, lo que representa un aumento del 12% al 22%. Asimismo, se prevé que en 2050, en los países en desarrollo, se habrá cuadruplicado el número de ancianos que necesitarán ayuda para realizar sus actividades cotidianas, según datos de la Organización Mundial de la Salud.
En estos cambios que estamos experimentando, la enfermera juega y jugará un papel absolutamente protagonista. José Antonio García, especialista en Enfermería Geriátrica y vocal de la Junta Directiva de la Asociación Madrileña de Enfermería Gerontológica (AMEG), analiza la situación y nos ofrece su visión profesional sobre el envejecimiento poblacional y su relación con la salud, así como el rol que desempeña la Enfermería en la vejez.
El aumento de la esperanza de vida repercute directamente sobre la salud. “Ha favorecido un incremento significativo de la presencia de enfermedades neurológicas y degenerativas que, en la mayoría de los casos, merman la calidad de vida de las personas mayores, aunque con grandes matices y diferencias con antaño. Es por ello que viene siendo muy necesario un gran cambio de estrategias globales que puedan abastecer adecuadamente las nuevas necesidades que se plantean y, sobre todo, aquellas que en un futuro inmediato sobrevendrán”, indica el enfermero.
El vocal de AMEG enumera los principales problemas de salud a los que se enfrentan las personas de edad avanzada. “El envejecimiento suele ir frecuentemente acompañado de dependencia, cronicidad, morbilidad… que, sin duda alguna, merman la calidad de vida de las personas mayores, aunque sin perder de vista que es la enfermedad y no la edad la que produce mayor dependencia”.
“Aquellas enfermedades que más problemas de salud generan en la persona mayor son, entre otras muchas, problemas cardiovasculares y respiratorios, enfermedades neurológicas degenerativas, el cáncer, etc. Y la dependencia que, en muchos casos, es sobrevenida”, continúa García.
Otro de los grandes problemas que señala el especialista en Enfermería Geriátrica es la soledad. “En muchos casos, la necesidad de relacionarse adecuadamente con el entorno está comprometida por múltiples factores, entorpeciendo el desarrollo del concepto de salud propuesto por la OMS. Es aquí también donde todos los profesionales debemos apostar por estrategias que nos acerquen a las personas mayores en el caso de que ellos no lo puedan hacer”.
La enfermera Geriátrica
La enfermera se convierte en la gran aliada y en la compañera casi inseparable de la persona anciana. Tiene un papel fundamental en la prevención, los cuidados de crónicos y los cuidados paliativos. “Como parte integrante y necesaria del sistema sanitario, la Enfermería tiene entre sus competencias esenciales el promocionar la salud, prevenir la enfermedad y abastecer de cuidados a las personas y comunidades. Esta es la piedra angular de nuestra razón de ser”, afirma García.
“Nuestro papel protagonista en la prevención del deterioro de la salud, afirmándolo sin ningún tipo de complejos, es la esencia educadora de nuestra Profesión. Informar, educar y fomentar hábitos saludables puede jugar un papel esencial en la prevención del deterioro. Nuestra sociedad actual demanda cada vez más y más salud y ¿qué mejor profesional que la enfermera para promoverlo y fomentarlo?”, asegura el experto.
“En mi opinión, debemos seguir trabajando por revolucionar e innovar el ejemplo que nos dejó Florence Nightingale cuando custodiaba por las noches, con su famosa lámpara, a las víctimas enfermas de la guerra de Crimea: velar y alumbrar, acompañar y también custodiar, sin duda alguna, la salud del enfermo y, también, del que aún no la ha perdido. Creo importante matizar que esta reflexión nada tiene que ver con el paternalismo tan instaurado, desde mi punto de vista, en las profesiones sanitarias. Debemos abogar por la custodia de la salud otorgando las herramientas necesarias a la sociedad para que pueda hacer uso libremente de ellas y que, las mismas, estén accesibles. Es así como esta necesaria presencia enfermera, inmersa dentro de la sociedad, debe entenderse, bajo mi perspectiva, como una presencia portadora y generadora esencialmente de salud”, expone el vocal de AMEG.
La medida preventiva más importante que pueden llevar a cabo las personas mayores es el ejercicio físico. Esta fue una de las principales conclusiones a las que se llegó en el XX Congreso de la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica, celebrado en 2013. “Son muchas las recomendaciones que existen respecto a cómo se podría prevenir el deterioro: llevar una alimentación sana y equilibrada, llevar una vida activa, evitar hábitos nocivos como el tabaco, desarrollar actividades de ocio en las que se fomenten las relaciones interpersonales, mantenerse dentro de un entorno conocido en la medida de las posibilidades…”, enumera el experto.
Para José Antonio García la enfermera especialista en Geriatría está llamada a ser la gran conocedora de las características y necesidades del adulto mayor y de sus cuidadores y a convertirse en la experta y punto de referencia en el cuidado de los mismos. “He aquí el protagonismo que nos otorga nuestra propia Profesión. Somos los principales proveedores de los cuidados necesarios y, por tanto, el referente en los mismos, tanto desde el punto de vista científico como humano”, manifiesta.
“En general, hoy en día no se entendería la atención al adulto mayor sin la presencia del conocimiento enfermero, especialmente en la disciplina geriátrica, dentro del equipo interdisciplinar y en donde los cuidados forman parte de la columna vertebral de la atención. En mi opinión se trata de un papel esencial e insustituible. Asimismo la enfermería está también llamada a poner en el centro de cualquier actuación a la persona mayor, fomentando y respetando siempre las preferencias, deseos y decisiones según la escala de valores de cada individuo y sus expectativas”, añade García.
La Enfermería en los cuidados paliativos
Con el aumento de la esperanza de vida, crece la demanda de una atención paliativa. Unos cuidados que, en la medida de lo posible, deberían proporcionarse al anciano en su entorno. “Para conseguir este ideal es necesario seguir fomentando esta premisa y dotarla de recursos y profesionales para poder acercar la Enfermería al domicilio de una manera más eficaz”, considera el vocal de AMEG.
“La atención de Enfermería en los últimos momentos de la vida es, más que nunca, un papel de atención global necesaria e irreemplazable –continúa el especialista-. Es aquí donde cobra mayor sentido el concepto de ‘velar’ en su primera acepción del diccionario cuando dice ‘hacer centinela o guardia por la noche’. Me parece de una gran hermosura y, a la misma vez, de gran responsabilidad que este concepto sea reconocido en la Enfermería.
La atención que proporcionamos, y especialmente en cuidados paliativos, debe contener como herramienta fundamental y necesaria de trabajo un adecuado manejo de habilidades emocionales como la escucha y la empatía para lograr una atención realmente eficaz y humanizadora”.
“La enfermera está atenta a cubrir todas aquellas necesidades que proporcionen confort a la persona y su entorno en su sentido más amplio y, especialmente, en estos últimos momentos de la trayectoria personal. Siento que es aquí donde nuestra Profesión cobra un gran sentido trascendente. Acompañar, literalmente, en primera línea y a pie de cama, a las personas en su ocaso es un gran privilegio del que debemos sentirnos tremendamente orgullosos”, declara el enfermero.
Pero reflexionar sobre estas necesidades de nuestros mayores nos lleva a plantearnos una inquietante cuestión: ¿Está nuestro sistema sanitario preparado para afrontar las demandas de esta población? ¿Y las enfermeras, estamos preparadas? García considera necesario poner más recursos disponibles para la sociedad y que se entienda lo que implica la diversidad que conlleva ser mayor y las múltiples y diferentes necesidades de cada persona “para ofrecer un servicio global y, por qué no, personalizado”.
“Debemos estar preparados para cuidar con dignas garantías. Por otro lado creo que los sistemas de salud aún no están preparados para asumir el aumento de las necesidades de cuidados prolongados de la población adulta, derivadas de la dependencia. El gran reto es diseñar y planificar estrategias de forma urgente que solucionen las carencias actuales en el acceso a estos cuidados de larga duración y prever las futuras”, expone el experto.
Asimismo, García piensa que la coordinación entre los diferentes niveles asistenciales es otro de los grandes temas pendientes y que una de las inversiones más importantes para el futuro sería la encaminada a destinar más recursos para la prevención del deterioro y mantenimiento de la salud e independencia. “Los especialistas en Enfermería Geriátrica podrían aportar gran conocimiento y nuevas perspectivas que ayuden a vislumbrar las nuevas estrategias, como expertos en la materia de la que se trata. Sólo falta que cuenten con este conocimiento enfermero pero, sin duda alguna, nuestra Profesión está preparada para el futuro próximo”, dice optimista.
Discriminación hacia la tercera edad
La OMS ha manifestado que, en la actualidad, podría haber más discriminación por razones de edad que por sexo o raza. Hecho que podría dificultar la adopción de políticas más racionales y menoscabar la calidad de la atención sanitaria y social que se presta a las personas mayores. El enfermero especialista José Antonio García cree que esta discriminación “podría ser el fruto del olvido de la sociedad y en muchos casos de la irrelevancia para la misma”.
“Es fácil observar cómo nos venden que todo lo que conlleva cumplir años posee connotaciones negativas –señala el vocal de AMEG-. Nos dejamos bombardear con mensajes que nos animan a luchar contra el paso de los años con eslóganes del tipo ‘¡mantente joven!’, ‘anti edad’, etc., calando profunda y sibilinamente en nuestra mentalidad. Ser mayor no está de moda y, en mucho casos, se observa como una carga”. No obstante, el enfermero es optimista y se muestra convencido de que esta mentalidad, tarde o temprano, necesariamente cambiará.
“Pensar, en general, que los adultos mayores tienen mermada la capacidad de tomar decisiones, que no son capaces de aprender habilidades nuevas, que la depresión y tristeza son normales y tratarlos como a niños, por poner algunos ejemplos, son discriminaciones frecuentes en el día a día”, afirma.
Frente a este problema, la Enfermería puede ejercer también un papel determinante que pasa por “favorecer el empoderamiento” de las personas de edad avanzada y “ejercer su tutela en caso de necesidad”, según indica el experto. En este sentido, el vocal de AMEG añade que “debemos esforzarnos por poner a disposición de la población mayor unos recursos y cuidados geriátricos que no generen desigualdades e inequidades territoriales”.
García reivindica también que “la Enfermería es y debe ser una de las múltiples disciplinas capaz de detectar y alzar la voz contra cualquier tipo de discriminación”.
El futuro de la Enfermería Geriátrica
José Antonio García asegura que uno de los grandes retos a los que se enfrenta la Enfermería Geriátrica es el de asumir y liderar las riendas del protagonismo en la atención al adulto mayor. “Éstos demandan un tipo de atención más global, más especializada y con mayores perspectivas y personalización. Para ello, debemos poner al servicio de la sociedad todo el conocimiento interno de la Profesión, bien a través de los estudios enfermeros bien a través del liderazgo en los principales foros de discusión”.
“Otro de los grandes problemas a los que nos enfrentamos es el de reivindicar nuestro lugar y alejarnos de viejos complejos”, considera el experto.
En cuanto a la especialidad, García piensa que “llegó, tras muchos años de reivindicaciones, como fruto del reconocimiento necesario y justo a los profesionales que nos dedicamos a su atención”. Y que “asumir el desafío de liderar los foros donde se trabajen los programas y estrategias de atención a las personas mayores, tanto sanas como enfermas, es el gran reto de nuestra especialidad”.
Señala el enfermero especialista que “las personas mayores se encuentran presentes en todos los ámbitos de la sociedad y, según las previsiones existentes en la actualidad, esta presencia va a ir en aumento. Esto, sin duda alguna, otorga a la especialidad de Enfermería Geriátrica un gran abanico de oportunidades que no debemos desaprovechar”.
Para finalizar, José Antonio García insta a “exigir la profesionalización de la atención al adulto mayor, sano o enfermo, para que una óptima atención de Enfermería, con conocimientos y habilidades específicas, provea de cuidados especializados de calidad a este sector en cuestión”.
A continuación puede leer el reportaje publicado en la fuente de origen.
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