16 Jul Estimulación multisensorial en mayores con deterioro cognitivo
Una parte importante de nuestro trabajo dentro del departamento de psicología está dedicado a las personas con deterioro cognitivo avanzado.
Las características principales de los últimos estadios de proceso de demencia aparecen descritas en la Escala de Deterioro Cognitivo (GDS) de Reisberg. En estas fases existe una pérdida progresiva de la capacidad verbal y del lenguaje, precisan asistencia en el aseo y en la alimentación y se van perdiendo las habilidades psicomotoras básicas, como la deambulación. El cerebro es incapaz de decir al cuerpo lo que tiene que hacer, siendo frecuente la aparición de signos y síntomas neurológicos generalizados y corticales.
Las últimas capacidades que pierden las personas con deterioro cognitivo severo son la capacidad de sentir emociones, la percepción a través de los sentidos y la capacidad de sonreír (Baillon, S. et al, 2004).
En esta fase de la enfermedad no podemos hablar de rehabilitación ni de recuperación de funciones cognitivas ya que es un proceso degenerativo sin existencia de tratamiento curativo (Baillon, S. et al, 2004). Por este motivo se podría pensar que no es rentable invertir tiempo y energía en estimular y atender los procesos internos de estos residentes.
Nosotros pensamos todo lo contrario, es cierto que a nivel cognitivo la persona tiene un deterioro muy avanzado, pero las emociones y sensaciones se albergan en nuestro cerebro más primitivo, por ello son las capacidades más duraderas. La persona puede no recordar ni comprender de dónde procede su estado de ánimo pero si sentirlo. Por este motivo invertir tiempo en estimular a nivel sensorial y favorecer emociones agradables es muy importante.
La estimulación multisensorial es la terapia elegida para las personas en estadios avanzados del proceso de deterioro cognitivo (Van Weert, J. & Bensing, J., 2009). Como dijo Pagliano, este tipo de estimulación consiste en la creación de un espacio dedicado a la relajación y/o al trabajo terapéutico donde la estimulación puede ser controlada con la finalidad de provocar relajación libre o terapéutica. Consiste en ofrecer a la persona el ambiente adecuado para estimular sus sentidos y obtener distintas finalidades (Berg, A. et al, 2010).
La terapia que realizamos es individualizada y centrada en la persona, se diseña un plan de intervención específico para cada persona en función del nivel de deterioro cognitivo, las preferencias individuales y las funciones cognitiva que conserva.
El objetivo principal de la intervención es proporcionar experiencias agradables a la persona estimulando los sentidos primarios y creando una atmósfera de confianza y relajación (Burn et al, 1999). A nivel más específico se pretende conseguir una disminución de las alteraciones conductuales, incrementar el nivel de actividad y de alerta (arousal), aumentar la comunicación, el contacto visual, el nivel atención, la sociabilidad y el interés por el entorno. Las sesiones siempre finalizan con relajación para inducir en la persona un estado de calma y tranquilidad.
La finalidad de este tipo de terapia es aumentar la calidad de vida y el bienestar de los residentes. Creando espacios para la relajación y la exploración de los sentidos.
No pretendemos obtener grandes respuestas ni cambios en los residentes pero el tiempo y dedicación invertido en estas intervenciones tiene valor en sí mismo. Atenderles a nivel individual y fomentar una relación basada en el cariño, la cercanía y la atención especializada mejora su calidad de vida y su bienestar personal.
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