24 Sep ¿LA APARIENCIA IMPORTA?
A partir de los 65 años se van produciendo alteraciones en el organismo, derivando en pérdidas funcionales. Entre estos cambios están los relacionados con el sistema gastrointestinal, que afectan a la absorción de nutrientes, con el sistema nervioso, que produce pérdida del sentido del gusto, del olfato, de la vista y de la deglución, que llevan a la desnutrición y sobre todo a la deficiencia proteica.
Teniendo en cuenta dichos factores, hay que hacer hincapié en la alimentación de la persona mayor, en aras a que sea la adecuada en nutrientes, acorde a su estado físico y con la finalidad de evitar atragantamientos. Pero no solo eso es importante, sino también tener presente sus gustos y preferencias e incluirlos en la dieta, y siempre con el objetivo de que ésta sea óptima en cubrir las necesidades energéticas correspondientes al caso en cuestión.
Como hemos comentado con anterioridad, al verse alterado el funcionamiento del organismo, es esencial que sea apetecible el plato servido, y, para alcanzar esto último, se juega con la combinación de colores, siendo necesario que éstos sean llamativos, a fin de que les “entren por los ojos”.
Otra vía es la de aportar alimentos con alto poder calórico, debido a la saciedad que produce en ocasiones un solo plato. En relación a personas con problemas de deglución o masticación, hay que enriquecer, en la medida de lo posible, los purés con pollo, pescado o ternera, para que, con una ración pequeña, se puedan cubrir sus necesidades, con respecto a las proteínas y nutrientes esenciales.
También destacar, que se evita la comida demasiado caliente ya que se tolera menos y da mayor sensación de saciedad.
Sonia Moyano, Nutricionista
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